La obra Dominus Tremulo de Raúl Miranda

2/10/2017


Raúl Miranda es un artista transdisciplinario, académico e investigador, cuya obra, a través de su agrupación “Minimale”, ha sido un permanente desplazamiento y fusión de códigos de las artes visuales contemporáneas, con lenguajes fílmicos y teatrales, mediante los conceptos de “Cine Vivo e Instalación Escénica”. De sus trabajos se destacan las video-instalaciones (A)PRÓPOSITO, realizada en la Sala Chile del Museo Nacional de Bellas Artes (2014), BESTIARIUM, en Montecarmelo de Providencia (2015) y CORTOS&RETRATOS, en la Sala Laboratorio del Parque Cultural de Valparaíso (2017) . Ha participado con la obra de live-cinema “Imperfecto” en la overtura de la 10°BAM y con la instalación escénica “Héroes/03” en la 6°BAM. Ha presentado su obra audiovisual en el Instituto Hemisférico de la Universidad de Nueva York (NYU) y en el 8° Congreso Internacional de Minificción en la Universidad de Lexigton (UKY), USA; también en la Casa da América Latina de Lisboa, Portugal y Maison de l’Amérique Latine de París, Francia. Ha realizado residencias artísticas en la Cité Internationale des Arts, de París y en el Polo Cultural Gaivotas-Boavista de Lisboa.
 

Dominus Tremulo / Vídeo instalación

El mito del Señor de Mayo sirve como pre-texto, para hacer una analogía visual entre la iconografía religiosa (el misterio de la tortura), un hecho histórico (el terremoto de Santiago de 1647) y nuestra relación con un territorio sísmico (el cuerpo tensado, contracturado).
 
Esta obra, surge de la primera visita que su autor realizo a las ruinas góticas del “Convento do Carmo”, actual Museo Arqueológico de Lisboa. Los muros, esculturas, blasones y los gigantescos arcos de piedra que recortan el cielo son el vestigio, la memoria viva del gran terremoto y maremoto que destruyo la capital de Portugal en 1755. Este cataclismo, que ocurrió durante el auge de la “Enciclopedia” e “Ilustración Europea”, dio origen al estudio científico de estos fenómenos naturales (Sismología) y puso en juicio la fe religiosa, pues la catástrofe ocurrió durante el “Día de todos los Santos”, en momentos que los lisboetas se encontraban en misa al interior de las iglesias de la ciudad. El sismo y el posterior maremoto e incendios múltiples, provocaron una mortandad de más de un tercio de la población de la ciudad, lo que llevo a cuestionar la creencia que los terremotos eran un castigo divino a los pecadores.
 
“Dominus Tremulo”, es una cita al terremoto que destruyo Santiago de 1647, sismo que da origen a la leyenda y tradición del Señor de Mayo, el único vestigio de un sismo ocurrido durante la Colonia, con nexos a la religiosidad y superstición de la época, así como lo son las ruinas de Lisboa, de aquí la asociación con el cataclismo portugués. Esta obra, también plantea en una lectura contemporánea de como los chilenos vivimos de manera cotidiana con el inminente desastre (sea de cualquier tipo), pues, ya nos hemos acostumbrado a cierta dosis de sufrimiento y sabemos cómo adecuarnos a ese estado (la resiliencia vista como parafilia, como “pecado” y no como “virtud”). Es por esto, que la cita al Cristo colonial habla de la tensión física que sufre un cuerpo ante una presión externa, sea puntualmente una crucifixión o la tensión sobre el cuerpo que producen las emociones descontroladas, retorciéndolo, rompiéndolo o enfermándolo y también, del temblor de tierra, como fenómeno natural que condiciona tanto el cuerpo como la psiquis de los habitantes de un territorio como el nuestro.
 
* Texto escrito durante una residencia artística en el Polo Cultural Gaivotas-Boavista EGEAC de Lisboa, durante el año 2017:
Durante los tres meses que he estado en Portugal, me he visto enfrentado a varios terremotos internos (emocionales), así como, a vivir en mi constante “paranoia chilena” con respecto a los terremotos y  tsunamis. Es así, que en cada lugar donde he estado, busco la señalética de escape para los maremotos y si no la encuentro, veo por donde podría huir del avance del mar e imagino como este arrasaría violentamente las ciudades, pueblos y bahías portuguesas… Cada grieta que encuentro en el muro de una casa nueva o antigua, una inclinación en las paredes o posible debilidad en la construcción de los edificios, me resulta una amenaza mortal. Incluso veo el peligro en las nuevas construcciones que son orgullo del Portugal de comienzos de milenio, pues los percibo cómo estructuras NO-sísmicas, levantadas sobre una tierra que se mueve, que respira, que se modifica cada día y cada noche, sobre una topografía viva, en una ciudad diminuta que enfrenta al gigantesco estuario del río Tejo y el océano Atlántico… Estar en un lugar que no conoces (dominas), donde no sabrías cómo reaccionar o que hacer en caso de peligro y además, sabiendo que en cualquier momento esta ciudad se puede hundir y desaparecer por un cataclismo no es algo muy agradable (es una suerte de espada de Damocles sobre tu cabeza). De esta experiencia y observación en Portugal tomo como material de trabajo, el que en Chile convivimos de manera cotidiana con el desastre pues ya nos hemos acostumbrado y sabemos cómo actuar ante eso, a diferencia de los portugueses no han experimentado un sismo catastrófico desde hace 300 años y han olvidado, como negación, la posibilidad de ese horror.
 

Film y Montaje

Dominus Tremulo, es un cortometraje digital en B/N y Color de 6 minutos de duración, el que ofrece un fragmento de una ficción cotidiana, presentando una depurada y contrastada apropiación de la iconografía religiosa colonial: Un hombre al despertar, comienza el día con su ritual matutino, el que se ve interrumpido por un temblor, no sabemos si real o imaginario. En esta obra, que ofrece múltiples lecturas, la inclusión del desnudo suma una reacción emocional frente al condicionamiento social restrictivo del cuerpo masculino, pues subraya la vulnerabilidad, incomodidad y el dramatismo de la inminencia de la catástrofe.
El film digital será proyectado en loop sobre una pantalla flotante de papel, la cual vibrará durante la proyección al tener el sistema de amplificación (sub-bajo) tras de si, montado en la pared de la sala de proyección. La vibración será resultado de las ondas sonoras de la música desarrollada por Sebastian Jatz, quien usará de base el aria barroca “El lamento de Dido” de Purcell. La música junto con dar un marco emotivo (cita al melodrama) también creara las “ondas sísmicas” que hará que la proyección vibre permanentemente.
 

Equipo

Jorge Santos – Performer
Caro Eyzaguirre – Realizadora
Sebastián Jatz – Músico
Raúl Miranda – Dirección y concepto