Curatoría





La tierra está incompleta, declama el poeta Ronald Kay, y cuando se termine, se convertirá en una masa flotante, inerte y sin vida vagando en el universo. El temblor es el estado en movimiento que refleja no solo la actividad de la tierra, sino que de todos los seres vivos. Temblamos porque estamos vivos. Todas y todos tenemos una relación visceral con este fenómeno natural, y es la invocación que propone la 13 Bienal de Artes Mediales, en tiempos de profundos cambios de paradigmas, y reconfiguraciones y transformación de realidades.
 
El Temblor sintetiza la búsqueda de un epicentro curatorial que se refiere a los fenómenos telúricos de la naturaleza y sus repercusiones simbólicas. El diálogo instaurado en continuidad con la anterior bienal, cuyo tema fue la transformación del lenguaje en la era de las comunicaciones numéricas, y del necesario remecimiento a una sociedad que parece en estado hipnótico por los medios sociales masivos, se refleja en la centralidad de los temblores como fricciones constantes que no solamente actúan a nivel geológico y tectónicos, sino que también metafóricamente como fenómenos de tensionamientos, dispersiones energéticas y transformaciones tecnológicas, económicas, artísticas, políticas y sociales.
 
Estos contextos, al igual que la tierra, entendida como un organismo no separable de los seres humanos, están en constante movimiento, en estado líquido, gaseoso, incierto e incontrolable. No existen los desastres naturales, sólo nuestra incapacidad social por adaptarnos a la realidad geológica y climática de la tierra. El desastre es humano, al convertirse en una especie de plaga consumista que arrasa y contamina en pos del progreso.
 
Señalar trabajar en torno a este contexto convierte a la 13 bienal de artes mediales en un dispositivo de reflexión crítica en torno a nuestro papel como especie dominante y en inevitable autodestrucción, y se inspira en los temblores para conformar con sus sutiles réplicas el relato principal de una posible identidad geográfica y psicogeográfica, reflejada en un intenso programa de exhibiciones, seminarios, laboratorios y conciertos visuales, que buscan romper la ilusión de la inexistente separación entre humanos y naturaleza.
 
En su 13ª versión, hemos integrado por primera vez un equipo curatorial ampliado, que ha realizado una serie de encuentros para profundizar en los temas de investigación curatorial, practicando la construcción de un hipertexto curatorial, que tiene como objetivo entregarle a los visitantes, tanto en su contexto editorial como museográfico, una narrativa libre e interactiva, donde cada uno construye su propio relato. Este ejercicio fue propuesto como una operación que busca potenciar las prácticas de autoformación, autogestión y autoconstrucción, propias la relación humanos y fuerzas de la naturaleza. Nos hemos centrado no en el momento del desastre, sino que en lo que sucede inmediatamente después, la capacidad de autogestionar un entorno caótico, cuando el valor del dinero desaparece, y emergen las verdaderas identidades de cada uno.